La Sexualidad después de la Discapacidad

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Cada año miles de personas alrededor del mundo se ven afectadas por una discapacidad o deben enfrentar un tratamiento médico de por vida. En muchos casos, la sexualidad resulta ser el aspecto más conflictivo a la hora de tener que adaptarse a estas nuevas condiciones. Las personas discapacitadas o que padecen una enfermedad grave suelen preguntarse, si podrán tener hijos, si sus parejas los van a seguir deseando, si volverán a disfrutar del sexo otra vez, etc, etc.

A pesar de que aún hoy en día existen muchos que suponen que las personas discapacitadas no desean ser tocadas o relacionarse intimamente, la realidad demuestra que alguien que sufre de una discapacidad está en condiciones de llevar adelante una vida sexual saludable al igual que cualquier otra persona que no posee ningún inconveniente físico.
Tanto los profesionales terapéuticos, como las mismas personas discapacitadas coinciden en afirmar que la comunicación es la llave para disfrutar de una vida sexual plena. Poder hablar con sus parejas, médicos u otras personas que también sufren de una discapacidad, parece ser el primer paso a dar para hallar el camino hacia una sexualidad sin barreras.
Muchos dan por sentado que no existe la sexualidad luego de la pérdida de los genitales, o que los inconvenientes físicos son un obstáculo infranqueable a la hora de establecer una relación íntima. En todos estos casos, el intercambio franco de información es la herramienta más poderosa para derribar todos los mitos que rodean al tema.
Los resultados demuestran que las preocupaciones, el temor o la angustia son incapaces de resistir el poder del intercambio de experiencias previas vividas por otras personas discapacitadas

a.Busque con su pareja la posición que mejor se adapte a su discapacidad.
b.Aprenda a sentirse cómodo con su cuerpo y sus sensaciones.
c.Si desea proponerle a su pareja nuevas prácticas, trate de sugerirlas de forma amable y delicada. Espere a que ambos se encuentren tranquilos y suficientemente relajados.
d.No existen posiciones específicas para cada discapacidad. Tómese el tiempo necesario para que tanto usted como su pareja encuentren la que más los entusiasme.
e.En caso de estar probando algo por primera vez, trate de realizarlo lentamente. Fíjese cómo se siente usted y preste atención a las reacciones de su pareja.
f.En caso de que una nueva postura sexual provoque dolor o incomodidad, avíselo inmediatamente a su pareja.
g.La penetración no es esencial ni sinónimo de buen sexo. Bríndese el tiempo necesario para explorar y descubrir todas las zonas erógenas adicionales de su cuerpo.


De una u otra manera, todos podemos disfrutar de una vida sexual plena más allá de la discapacidad que nos afecte. Para ello sólo basta averiguar, probar y poner en práctica con nuestras parejas, los aspectos íntimos y las situaciones que mejor se adapten a nuestras discapacidades.

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Autor: Equipo de editores de Lázarum.com

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